Ya no hay lunas gitanas
No hay cantos ni risas estruendosas
No están tus pasos adornando los caminos
Ni tu sonrisa silenciosa
Ya no hay danza gitana
No hay manos que trazan líneas
Solo moscas merodeantes
Que recuerdan la angustia
Ya no hay soles, ni lunas
Ni palabras, ni versos
Ni gestos, ni lágrimas (que es lo que quedaba siempre)
Sólo silencios que no gritan nombres
Silencios acompañados de ausencias
Ya, acabando el día
Puesta la noche en el regazo
Nos despedimos a través de las ventanas
Empañadas de algún aeropuerto
Mientras te deslizas, caminando cariz bajo
Y yo, desde el otro lado, intento sonreír
Intentando que creas, que después del después
Podremos volver a estar juntos
Una mañana, una tarde
Con un café y uno que otro cigarrillo
Mirando en silencio
Hablando en silencio
Cómplices de tanto
Y de nada
Todo se confunde
Solo hay trenes surrealistas
Colgando de cuerdas en el techo
Moviendo la maraña de recuerdos
Que a partir de ahora
Tendré todas las noches
La noche de tu partida
La noche del abrazo eterno
Y de la palabra nunca dicha
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