miércoles, 25 de febrero de 2009

El del sol incandescente


Reinaldo araba la tierra
Reinaldo se retorcía con las lombrices
Reinaldo se partía la espalda en dos bajo el sol incadescente de la Isla
Reinaldo, estás muerto y tu fantasma está más vivo que nunca

El recuerdo de lo que fuiste
impregna las paredes de los múltiples infiernos
de tus múltiples espantos
Reinaldo, la Isla se fue tragando tu alma
y el mar devolvía partes de tu vida

Reinaldo, escupiste sangre
te revolcaste en la mierda del emperador
tu voz siempre fue la mejor arma
en contra de un régimen pululante

Reinaldo fuiste entonces auténtico
recorriste los caminos de la libertad tan anhelada
de la libertad que conociste
tiempo después, a través de una ventana en New York

Alicia Amattí

Algo de Paz

Octavio Paz y su Arte poética


A Roman Jakobson

Entre lo que veo y digo,

Entre lo que digo y callo,

Entre lo que callo y sueño,

Entre lo que sueño y olvido

La poesía.

Se desliza entre el sí y el no:

dice

lo que callo,

calla

lo que digo,

sueña

lo que olvido.

No es un decir:

es un hacer.

Es un hacer

que es un decir.

La poesía

se dice y se oye:

es real.

Y apenas digo

es real,

se disipa.

¿Así es más real?

Idea palpable,

palabra

impalpable:

la poesía

va y viene

entre lo que es

y lo que no es.

Teje reflejos

y los desteje.

La poesía

siembra ojos en las páginas

siembra palabras en los ojos.

Los ojos hablan

las palabras miran,

las miradas piensan.

Oír

los pensamientos,

ver

lo que decimos

tocar

el cuerpo

de la idea.

Los ojos

se cierran

Las palabras se abren.