domingo, 10 de agosto de 2014

Cambia, todo cambia.

Tiempo de cambios, tiempo de limpieza, de desechar, de renovar. Todas las noches sueño con barcos que se estrellan en la nada. Sueño con pedazos de sueños que se repiten. Dos años después pienso que es hora de volver a escribir. Seguirá siendo ramajes, afirman. Seguirán siendo los ramajes que se tejen con estas letras despistadas y torpes. Escribir, escuchando las mismas canciones una y otra vez, escribir hasta el cansancio, hasta que duelan los dedos, hasta que las letras del computador dejen de alumbrar, hasta que el sol se asome por la ventana de la sala. Escribir hasta curar, cicatrizar, curar, suturar, c a u t e r i z a r. Así como los sueños que se repiten y se doblan y se cuecen y se interrumpen. Llenar este espacio de sinónimos y adjetivos. Llenar este espacio de repeticiones e historias de mi vida en una ciudad en constante m o v i m i e n t o.

Curar, cambiar, cicatrizar. Volver a ese lugar de confianza y seguridad. Volver al vientre materno, regresar, suturar.

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